¡OJO! Con la navegación...

Padres y apoderados los tiempos han cambiado y vuestros hijos están más actualizados que nunca... ¿Se han detenido a vigilar lo que ven en Internet alguna vez? No se trata de prohibirles que entren a la Web sino más bien ser cuidadosos y no hacer mal uso de esta herramienta. Enséñenles las páginas educativas y las de sana entretención de esta forma se evitarán malos entendidos o el llamado grooming.

miércoles, 13 de abril de 2011

La mesa que cojea

   Es tan común que las mesas en los restoranes y fuentes de soda en Chile cojeen. Pero más que eso, me molesta el que con cierta ironía se diga que es “la típica mesa chilena”. El origen de que una mesa cojee no es sólo que está mal construída, mal nivelado el piso o ambos motivos. Tampoco es sólo negligencia. El origen de la cojera social es el reflejo de algo más profundo que desnivela todo en nuestra sociedad. Cuando comienzan las clases, comienza el desnivel, ese que acogemos como típico, natural y casi propio de nuestra idiosincrasia. Pero la cojera no es típica ni natural , ella es creada por una injusticia que se reproduce y se transmite con la educación.
   
   Junto con la inauguración del año escolar, todos los estudiantes entran a aprender los mismos contenidos básicos, los cuales son evaluados cada cierto tiempo por medio de las pruebas SIMCE. Como también, al finalizar cuarto medio, todos los jóvenes, con su carné de identidad, un lápiz grafito y goma blanca, son evaluados con la PSU. La mayoría de los escolares estudian en liceos; otros, en colegios subvencionados pagados, y los menos son alumnos de colegios particulares pagados. La desigualdad de oportunidades ya es tremenda, pues por cada alumno que estudió en liceo se invirtieron un promedio de 30 mil pesos mensuales durante su escolaridad. Mientras que para los que estudiaron en colegios subvencionados se invirtieron alrededor de 45 mil. Y para aquellos pocos que tuvimos el privilegio de ir a colegios particulares, se invirtió por alumno, un promedio de 180 mil pesos mensuales durante su escolaridad. Esto hará a nuestra sociedad injustamente dispareja y coja, como las mesas de restoranes.

   No se debe eludir el problema criticando la enseñanza municipalizada, haciendo comparaciones de cómo era cuando estudió Neruda o Gabriela. Aunque hay muchas debilidades que corregir en ese sistema, los resultados de éste no son tan inferiores comparados con los obtenidos por las otras opciones educativas, si se ve la desproporción de los apoyos  y de lo que se invierte en ambos. Tampoco se trata de mostrar ejemplos puntuales de profesores exitosos que, aún con escasos recursos logran resultados destacables, lo mismo al hablar de alumnos excepcionales. Esto sería como ponerle el suple a la mesa que cojea, pero no ir al fondo del problema. La raíz de la cojera social es la inequidad del sistema, y no basta con denunciar esta injusticia; debemos corregirla. Eso se logra aumentando lo que se invierte en educación pública. Si invertimos en ella cifras semejantes a lo que se invierte en la educación particular, tendríamos derecho a exigir más eficiencia en los resultados. Pero además de inversión, se necesita que los mejores jóvenes entren a estudiar pedagogía. Jóvenes que quieran servir al país, que tengan verdadera vocación. Por eso llamo a los jóvenes que están pensando qué hacer con sus vidas a que cada vez que en un restorán noten que cojea la mesa, se acuerden que el país los necesita.

“Ojos que no ven”; reflexiones de Felipe Berrios , S.J.
Aguilar Chilena Ediciones, 2007.

No hay comentarios:

Publicar un comentario